Vuleve y juega, insulto tras insulto

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¿5.5 sobre 10 es el índice de la corrupción interna?

Esta respuesta de la Contralora Morelli a la pregunta de que en cuánto estima la corrupción interna en la CGR en el programa “Los Informantes”, es bastante ofensiva. Sin ambago se lo decimos y le damos las razones:

¿En qué informes, documentos o estudios se basa la Contralora General para descalificar de esa manera a los servidores públicos de la entidad?, si entendemos que 5.5 sobre 10 ¡¡¡es más de la mitad de la Contraloría General!!!

¿Por qué se ofrece a los medios de comunicación en horario triple A, semejante información que no está basada en fallos de responsabilidad disciplinaria o sentencias penales en contra de los trabajadores, dejando por el piso su honra, su nombre, su imagen y de paso la de la entidad?

No podemos aceptar que la Contralora General persista en esa clase de trato ofensivo y sobre todo falaz, en contra de los trabajadores, pues cuando se hace un recorrido por los pisos de la sede de la entidad, lo que se percibe es que los trabajadores están en sus respectivos puestos de trabajo, en el ejercicio pleno de sus funciones y eso, ¡sí que es una realidad palpable!.

Con la desafortunada nota periodística, la sensación que quedó en la mente de los televidentes es la de que en este ente de control, más de la mitad de los funcionarios se gana el sueldo mirando el techo y eso es falso.

¿Quienes serán entonces los funcionarios que la rectora de este órgano tiene en mente? Queremos que se le diga a la opinión pública y a todos los servidores quiénes son y con base en qué pruebas y procesos han sido condenados, sin juicio, por el gravísimo cargo de corrupción más de 2000 personas. Qué delito contra la administración pública han cometido más de 2000 personas, que enfrente de todos, nadie conoció, salvo quien expresó ante los medios semejante adefesio.

Si se quiere hablar de corrupción interna: deberíamos revisar la innecesaria contratación en arriendo simple de una nueva sede teniendo dos sedes propias que, si se fuese eficiente y transparente, sólo requerían de reformas y remodelaciones. O que decir de la contratación de asesores externos por 15 y 18 millones de pesos mensuales cuyo valor agregado es casi nulo. Y qué decir de la compra y construcción de la sede de Quindío y de la sede del Chocó?. ¿Acaso somos los funcionarios de carrera los que estamos siendo investigados por la Fiscalía General de la Nación?.

Si los corruptos son tantos en la CGR, preguntamos: ¿Quiénes trabajan en la entidad para dar resultados? Según su parcializada visión sólo serían sus contratistas y amigos, no los de carrera. Parodiando el adagio popular antes de enlodar nuestro nombre debería limpiar el propio.

Hasta el cansancio exigiremos respeto, no rectificaciones, que de paso sabemos que no existirán.

Creemos que estas afirmaciones son un disfraz para disimular los GRANDES YERROS jurídicos de los también GRANDES ASESORES en varias materias, pagados a costa del erario, en millones de pesos, que han dado al traste en la administración Morelli, con procesos importantes como los de la Gobernación de Antioquia; la Gobernación de la Guajira; el de INVIAS; el del INPEC, o el del Ministerio de Educación Nacional (niños fantasma), adelantado al mejor estilo de los falsos positivos, como de altísimo impacto y luego tratado como de segunda categoría; todos nulitados desde la apertura de investigación y hoy solamente convertidos en noticias viejas al mejor estilo de periódicos de ayer.

No. No somos los trabajadores de carrera los responsables de la corrupción interna de la CGR. Los trabajadores de carrera no manejamos la chequera de la entidad, no suscribimos contratos ni convenios, no gastamos gasolina de aviones ni helicópteros; somos una gran masa en su mayoría inerme, que afronta ataque y vituperaciones que a veces nos llevan al borde del colapso.

No todo deben ser noticias de prensa en contra nuestra. Sabemos por las propias palabras de la contralora, que ella no vino aquí a hacer amigos y a nosotros tampoco nos interesa serlo. Somos servidores públicos de un ente estatal del control fiscal y ante todo, PERSONAS DIGNAS y que merecen respeto, no creemos que sea mucho, pero es todo lo que exigimos, RESPETO. Y además…¡lo hacemos sin escopeta!.

Con la ilusión que haya el debido equilibrio periodístico remitiremos esta nota al programa “Los Informantes” para las aclaraciones pertinentes.

Bogotá D.C. Noviembre 13 de 2013

 

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