A propósito de un comunicado de prensa: Reflexión para semana santa

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“…No está de más recordar que la Contraloría era una institución marginada, estigmatizada y presa de la más baja politiquería y corrupción por parte de sus directivos  tal y como se prueba en las denuncias formuladas. 

“Hoy es una institución respetada, que hace gala de sus magníficos cuadros  directivos y del profesionalismo  de sus funcionarios  que gozan hoy de un sueldo digno, subsidios, seguros y otros beneficios.

“La Contraloría es  hoy una institución eficiente, transparente y técnica.  Su autonomía se ha  reforzado aunque una acción de tutela que le correspondió al magistrado de la Corte Constitucional Luis Guillermo Guerrero, que permaneció en su despacho casi tres meses sin que él proyectara fallo y luego llevó a sala plena pero con términos suspendidos,  y cuyo objeto fue excluir al Fiscal General de la Nación del control fiscal,  planteó la imposibilidad de controlar a alcaldes, gobernadores, directores, jefes, ministros y magistrados, con lo cual se impone decidir por el constituyente si sería más coherente liquidar este ente superior de Fiscalización...”

(Sandra Morelli Rico – Contralora General de la República)

 

El extenso comunicado de la Contralora General de la República nos exime de referirnos a temas y asuntos que son, hoy, del resorte de diferentes instancias de control e investigación administrativa, fiscal, disciplinaria y penal. Pero nos obliga a efectuar algunas precisiones sobre el pasado, presente y futuro de la Contraloría General de la República (CGR).

 

“…No está de más recordar que la Contraloría era una institución marginada, estigmatizada y presa de la más baja politiquería y corrupción por parte de sus directivos…” 

Coincidimos plenamente con la Contralora General. Desde tiempos inmemorables la CGR ha sido una institución “presa de la más baja politiquería y corrupción por parte de sus directivos” y esa situación, aún hoy, no ha cambiado si nos atenemos a las afirmaciones dadas de que se daría participación a todas las bancadas políticas, lo cual permite reafirmar la posición de los trabajadores y trabajadoras, el gran problema de la Contraloría General es el método de elección del Contralor General que esta permeado por la politización y el clientelismo, no solo del legislativo sino, lamentablemente, también de las Altas Cortes encargadas de efectuar las postulaciones de los tres candidatos y del, ya tradicional, guiño del Presidente de la República que sentencia el rumbo a tomar por un legislativo apéndice que un día tenía previsto un candidato y el día de la elección se vota abrumadoramente por otro.

Ese método politizado y clientelista de elección origina que los principales cargos de dirección no correspondan al ejercicio estricto de la meritocracia sino al amiguismo, al grupismo y al favoritismo y ello ha impactado en la oportunidad de la planeación y ejecución de las labores misionales.

A no ser que se sufra de un agudo complejo de Adán no se puede desconocer, por ejemplo, que fue la Administración Ossa (1998 – 2002) la que posicionó la entidad frente a la ciudadanía por su definición, como cliente principal de nuestra gestión. Este posicionamiento permitió ganar la exclusión de la CGR del referendo neoliberal uribista y que la CGR fuese vista con ojos de respeto y aceptación en momentos en que, aún, retumbaban los tambores de los escándalos de los contralores de turno.   O desconocer, que gracias al palmares académico y técnico de Hernández Gamarra (2002 – 2006) la CGR reforzó su respetabilidad y se convirtió en referente de académicos e investigadores por los sesudos estudios macroeconómicos y sectoriales que se realizaban.  Ni, tampoco, desconocer el impulso de la Administración Turbay  (2006 – 2010) al control de SGP, de las Cajas de Compensación, de las Cámaras de Comercio y a la sustentación, inicial, de la necesidad de la ampliación de la planta de personal de la institución.

Ni tampoco puedes desconocer los esfuerzos de la presente administración (2010 – 2014) haciendo ver los obstáculos legales, administrativos, financieros y presupuestales que demandan la prontitud del control como lo demanda la ciudadanía.

Es decir, nosotros que hemos tenido momentos cortos o amplios, superficiales o profundos, de crítica y confrontación con todas las administraciones afirmamos que craso servicio se le presta a la entidad desconociendo el papel pequeño o grande que han jugado otros que la han dirigido.

Los trabajadores siempre hemos tenido un sueño, parodiando a M. Luther King, tener una entidad alejada no solo de  la baja sino también de la alta politiquería, de la pequeña y de la GRAN corrupción; y cuyos cargos directivos, excluyendo al Contralor y Vice Contralor General, sean provistos por concurso público de méritos. Ello permitiría consolidar una entidad realmente técnica, objetiva e independiente y ejercer un control de gestión y de resultados sin tintes de baja o alta politiquería.

 

“Hoy es una institución respetada, que hace gala de sus magníficos cuadros  directivos y del profesionalismo  de sus funcionarios  que gozan hoy de un sueldo digno, subsidios, seguros y otros beneficios"

 

En el devenir histórico de la CGR los funcionarios de la entidad hemos jugado un papel crucial en la obtención de los resultados institucionales. Así, se nos trate de perezosos y rutinizados; siempre hemos sido el baluarte que permite que las decisiones legales, legítimas y correctas permanezcan en el tiempo o mueran con la finalización de la administración de turno.

Si han hablado mal de la Contraloría, si nos han estigmatizado, si nos han marginado; ha sido por las actuaciones y decisiones de las administraciones y su desconocimiento del factor fuerte de la entidad, los funcionarios de carrera; su conocimiento, su experiencia, su compromiso, su lealtad a la entidad, su sentido de pertenencia con la entidad. Nuestra CGR.

Y debemos remarcar, ser agradecidos no significa estar sometidos.    Aníbal Martínez Zuleta, David Turbay Turbay, Hernán Guillermo Aldana, Carlos Ossa Escobar, Sandra Morelli Rico, y Julio Cesar Turbay Quintero se han ganado un sitial en la historia laboral colectiva de la Contraloría General.     A Martínez Zuleta  le debemos la existencia misma de nuestro Colegio, de nuestro Centro Médico, de primas. A Turbay Turbay el inicio del proceso de reconocimiento y pago de la prima fiscal. A Aldana Luque el reorientar y reglamentar la gestión del Fondo de Bienestar y coadyuvar a arrebatárselo de las manos de la baja y alta politiquería. A Ossa Escobar, la consolidación de los espacios democráticos en la CGR – elección de representantes de los trabajadores ante los comités institucionales, el reforzamiento del carácter acumulativo del quinquenio y la firma del 1er. Acuerdo Laboral Colectivo. A Turbay Quintero por escuchar y jalonar el proceso más amplio y profundo que se haya realizado de nivelación salarial con la Procuraduría General. A Morelli Rico el viabilizar el horario de madres, un esfuerzo en materia salarial y la firma a la luz de la nueva normatividad, del Acuerdo Laboral Colectivo, histórico, pero incumplido.

Este reconocimiento, no nos impide aclarar que ha sido gracias a la organización y a la movilización de los trabajadores que se ha alcanzado el dialogo y la concertación que han permitido los avances en materia salarial y de bienestar, que se ha defendido la existencia del Fondo de Bienestar y sus programas. Y es a través de la lucha sindical y de la movilización que hemos logrado primas, seguros, beneficios en materia de bienestar. Nada se nos ha regalado, ha sido necesario movilizarnos y luchar por nuestros derechos.

 

“La Contraloría es  hoy una institución eficiente, transparente y técnica.  Su autonomía se ha  reforzado aunque una acción de tutela que le correspondió al magistrado de la Corte Constitucional Luis Guillermo Guerrero, que permaneció en su despacho casi tres meses sin que él proyectara fallo y luego llevó a sala plena pero con términos suspendidos,  y cuyo objeto fue excluir al Fiscal General de la Nación del control fiscal,  planteó la imposibilidad de controlar a alcaldes, gobernadores, directores, jefes, ministros y magistrados, con lo cual se impone decidir por el constituyente si sería más coherente liquidar este ente superior de Fiscalización...”

 

Siempre hemos sido una institución que a partir del compromiso de los trabajadores de carrera hasta  los esporádicos aportes del personal contratado y de libre nombramiento y remoción ha tratado de consolidarse como una institución técnica, pero en sus 90 años de historia la han hecho presa gamonales de viejo y nuevo cuño,  de baja o alta estirpe, de baja o alta politiquería, la han hecho presa de decisiones legales pero ilegítimas o ilegítimas pero legales o legítimas y legales pero signadas por la pequeña o GRAN corrupción.  En fin, nos ha acompañado la tragedia institucional del carácter politiquero de la elección del Contralor.

Se ha demostrado hasta la saciedad que es imperiosa la ampliación de la planta de personal y ningún Contralor ha defendido con la vehemencia requerida ese propósito. Siempre se ha declinado esta bandera ante la arrogancia del ejecutivo y todos a una vienen incumpliendo con la Sentencia C- 614 de 2009.

Los contralores de turno, desde 1991 han diseñado y ejecutado sendos programas de “modernización institucional”  que están atravesados, todos, por la parametrizaciòn y reglamentación, por el excesivo procedimentalismo y formalismo, por sacrificar el contenido y la creatividad por la “calidad” y la forma. Y ahora, no es la excepción, por doquier se escucha el clamor para revisar el SIRECI, el SIGEDOC, el SICA, el SAEE que han agregado más y mayores labores administrativas a los procesos misionales sin que se haya aumentado el tiempo para el ejercicio real de los  procesos. Y repetimos, para que no se hieran susceptibilidades, no estamos haciendo un llamado a la eliminación ni de los actuales ni de los anteriores métodos y técnicas de “modernización” hacemos un llamado para que en desarrollo de un libre y sano debate técnico se escuche lo positivo y lo negativo de las herramientas y se aplique la máxima del conocimiento de TEORIA –PRACTICA – TEORIA. Tengamos presente que el conocimiento es una construcción colectiva no del fuero exclusivo de nadie.

La CGR ha demostrado que a pesar de las vicisitudes institucionales, de los enemigos abiertos y soterrados del control fiscal, de la baja y alta politiquería y de la pequeña y GRAN corrupción que nos acompaña, somos una entidad viable técnica y jurídicamente y no es de estadistas y gestores serios y consecuentes loar a la entidad como eficiente, técnica y transparente que ha dado y da resultados y ante los embates salir a proponer su liquidación. Eso no es coherente. 

Como Tampoco es coherente pensar que por expirar el periodo de la actual administración liderada por la Contralora MORELLI RICO, esta Institución deba liquidarse, pues esta no será la primera y tampoco la última administración a la que tengamos que despedir, la Contraloría gracias a sus condiciones técnicas, eficientes y transparentes que le imprimimos los funcionarios de Carrera administrativa, es autónoma en su funcionamiento y no depende del nombre o del palmarés de quien la representa temporalmente, Nuestro Avión como en las grandes aerolíneas en cada vuelo cambia su tripulación, pero sigue siendo eficiente, sin importar el piloto, la diferencia es que en la CGR el vuelo dura cuatro años y ya solo faltan pocos días para que, nuevamente, el cambio sea una realidad.  En fin, se caería en el aforismo popular según el cual la Señora encuentra al marido con su amante haciendo el amor en el sofá de la casa y ella, presa de rabia y de soberbia, decide vender el sofá.

 

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