Los trabajadores nos sentimos amenazados por convivencia

Hemos reiterado hasta la saciedad que a los funcionarios y funcionarias de la Contraloría General de la República nos ha acompañado siempre la predisposición al cambio y a la colaboración institucional y laboral. Esa actitud, está asistida de las más variadas formas de resistencia tácita o explícita, abierta o vedada; que se emplean, cuando de manera permanente nos agreden, irrespetan y desconocen. Una cosa es ser partícipes y otra ser espectadores del cambio. Y cuando de buscar el fortalecimiento institucional y laboral se trata, siempre hemos jugado a ser activos participantes. 

Sin embargo, lo hemos dicho sin ambages, desde el arribo de esta coyuntural y pasajera administración, la agresión, el desconocimiento, el irrespeto, el atropello han hecho su agosto en la institución. Vagos, perezosos, rutinizados, corruptos, faltos de compromiso; han sido términos  recurrentemente empleados y si a ello le sumamos la campaña de persecución sindical y de amedrentamiento, pues se ha generado en la entidad una actitud de resistencia civil activa, pacífica, silenciosa y casi que clandestina. Y ha sido ASCONTROL la organización que la ha abanderado y aupado. RESISTIR, RESISTIR, PERSISTIR Y NUNCA DESISTIR. Ese ha sido el lema, en ello nos hemos centrado: En resistir.

Y parte de la resistencia civil, pacifica, activa, silenciosa y casi que clandestina es el rechazo abierto a las actitudes que consideramos que no se compadecen con una institución técnica como lo es la CGR. 

Por ello, no podemos aceptar que se envíen correos solicitándole a los funcionarios “mejorar” su presencia, su vestuario, su aspecto físico (hasta donde sabemos algunos altos funcionarios (as) no son precisamente representantes dignos de la alta costura) o que se nos diga que ahora sí vamos a ser gente por el traslado en subarriendo; o que se nos diga en dónde comer, en dónde peinarnos, en dónde endeudarnos. Creemos que es el colmo. La CGR tiene muchas responsabilidades constitucionales y legales y un gran compromiso con la ciudadanía en la defensa de los recursos públicos, como para tener promotores de servicios bancarios y comerciales incrustados en cargos directivos de la CGR y mucho menos para tener directivos que, como Alba Lucía Londoño, DVF de Social, se dedique más a un superfluo control de horario que a aportar técnicamente y jurídicamente a la institución.

Y en este aspecto; el del cumplimiento del horario, debemos precisar que estamos de acuerdo con el control al cumplimiento del horario, ni más faltaba que aupáramos su no cumplimiento; por ende, solicitamos un pronunciamiento de las Oficina Jurídica y de Control Interno: ¿Para qué  firmar planillas de control de horario en cada dependencia, si existen el control biométrico del primer piso y las tarjetas de aproximación?. Si estas últimas tecnologías son sólo para seguridad, no sería un desperdicio tecnológico? (A propósito en esta sede subarrendada sigue en aumento la pérdida de computadores portátiles), Creemos que en esta nueva e inteligente sede subarrendada, ya no se necesita, tal como en su momento lo dijo la Gerencia del Talento Humano, el “mentiroso” haciendo alusión a las planillas de control  de horario y al avance tecnológico en la sede en subarriendo, y a la novísima cultura de “cero” papel.

Por ahora, acuñaremos una frase, como un mensaje para todos aquellos que actúan en contravía de un adecuado clima laboral nos sentimos “AMENAZADOS POR CONVIVENCIA”. Y amenazados es bien difícil trabajar y ofrecer resultados. Ahora, que estamos, acertadamente, participando del debate, entorno al cambio climático; deberíamos preocuparnos porque en los próximos 240 días hábiles, mejore al fin, el clima laboral en la CGR.

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Julio 31 de 2013.

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