A propósito de Ordoñez

Por la paz y la democracia ¡¡¡No pasarán!!!
En los momentos críticos de una sociedad la prudencia es la llamada a guiar el accionar de los generadores de opinión y de los responsables de organizaciones políticas y sociales. Sin embargo, dicha prudencia no puede interpretarse ni como cobardía ni conducirnos a la inmovilidad. Un hecho crítico ha sido la decisión adoptada por el Procurador General de la Nación respecto a la gestión del Alcalde Mayor de Bogotá en lo relacionado con la recolección, reciclaje y disposición final de las toneladas de basura que se producen en la ciudad.
Aunque los partidos políticos tradicionales y los medios de comunicación proclives y abyectos al régimen han salido presurosos a calificar la decisión como tomada “en derecho” y “benéfica” para la ciudad, solo buscan con ello, soslayar y ocultar las oscuras y verdaderas intenciones detrás del fallo.
Desde nuestra particular visión el hecho de que se destituya e inhabilite a un funcionario público de elección popular por presunta improvisación, falta de planeación y por ATENTAR contra la libertad de empresa no solo es un exabrupto jurídico, disciplinario sino una evidente y grosera persecución política. Los elementos, acciones y decisiones relacionados con la decisión de retoma por el sector público de la recolección y disposición final de las basuras, no sólo son temas a discutir sino que no deberían hacer parte argumentativa para una decisión desproporcionada y que, a todas luces, tiene un evidente sello ideológico y político del “prohombre” de las buenas maneras, de las buenas costumbres cuyas decisiones se enmarcan no en el derecho, en la Constitución, en la Ley y en la Jurisprudencia sino en sus posturas y creencias ideológicas y religiosas y en el odio visceral por todo lo que le sea contrario.
La supuesta indebida gestión del Burgomaestre capitalino le significó un ahorro / ingreso a las arcas de la ciudad de más de 500 mil millones de pesos, la formalización de más de 3 mil recicladores, y la participación del sector público en el negocio de las basuras, otrora en las manos exclusivas de cuatro operadores privados, cuyos contratos eran prorrogados de manera permanente y continua sin que se permitiera la entrada de nuevos operadores; ese sí un atentado contra la libre empresa que ya venía ejecutándose desde 8 o 10 años atrás. Más bien, lo que hace el Burgomaestre capitalino es detener el aprovechamiento y lucro privado de cuatro empresas convertidas en “exclusivos” y “únicos” operadores de las basuras de Bogotá, en un evidente oligopolio privado que es ajeno a la “libertad de empresa” tan pregonada y defendida por el falso Monseñor – Procurador.
Entonces, si la improvisación, falta de planeación y el “atentado” a la libre empresa no son argumentos, a nuestra manera de ver, válidos para tan nefasta y desproporcionada decisión, que podría estar en el sustrato de la misma? Creemos, al igual que la inmensa mayoría de los Bogotanos y colombianos, que lo que existe es un enfrentamiento entre dos visiones de concebir la gestión pública: o se la pone al servicio de la libre empresa o al servicio de toda la sociedad en general; de eso se trata este debate, que pretenden zanjarlo, ya no con la motosierra como lo expresó Petro en la Plaza de Bolívar, sino con la cortapisa jurídica y con argumentos debatibles y cuestionables.
Así mismo, esta decisión entraña el debate existente entre quienes vemos la paz tanto como un derecho humano social y colectivo, como la oportunidad de consolidar la democracia y aquellos que ven en la guerra, los fusiles, la motosierra, el desplazamiento forzado, como la mejor forma de silenciar o eliminar a incómodos contradictores.
Por las anteriores razones, ASCONTROL, comprometido, como siempre lo ha estado con la lucha por la paz, la democracia y la justicia social deplora y rechaza la decisión política adoptada por el falso Monseñor – Procurador.